domingo, 9 de mayo de 2010

EL TERREMOTO EN CHILE, TERCERA PARTE

Esta es la tercera parte de lo que puedo relatar a cerca del terremoto en Chile ocurrido el 27 de febrero del 2010.
VER PRIMERA - VER SEGUNDA
Como he dicho al comienzo de cada parte, no es mi intención contar la verdad absoluta a cerca de los hechos, sino de lo que fui testigo y recordarlo unos años después cuando revise estos apuntes.

REGRESANDO A LOTA
Durante la primera semana fui tres veces a Lota, donde trabajo en el Hospital. No era como ir todos los días a trabajar, sino que eran días raros que iban acompañados de nerviosismo e incertidumbre por lo que podría encontrar.

Al llegar al Servicio de Salud Concepción, me ofrecí el primer día para ir a ver la situación del Hospital, y junto a un Ingeniero del Servicio, salimos. Me dieron una chaqueta distintiva y fuimos en un vehículo del servicio. Nos demorábamos en salir y se hacia realmente eterna la salida. De hecho, me tuve que bajar e ir hasta una carabinero a la que le expliqué nuestro destino y nos hizo pasar mas rápido. Lo mismo a la vuelta, solo que ahí, me confundieron (los automovilistas) con un funcionario de vialidad y el ayudé a un carabinero (que estaba sobrepasado) a dirigir un rato el tránsito.
Bueno, el asunto es que pasamos por el único acceso que tenia disponible el puente Llacolén. Fue el único que sobrevivió para ser utilizado entre San Pedro y Concepción. Los otros dos puentes estaban caído (el viejo) e inutilizado (el nuevo).

Los tacos, que se empezaron a formar eran impresionantes. Interminables colas que ocupaban la totalidad del puente intentaban llegar a Concepción saliendo de San Pedro. No sabíamos con que intención ya que ir a los trabajos no era lo principal ese primer día lunes. Hacia Lota y Coronel el camino fue bastante expedito, a pesar de que en ciertas partes del camino había cedido el terreno y había hendiduras, hoyos y resquebrajamiento en el asfalto. El conductor del vehículo, iba a velocidad bastante prudente así que el trayecto lo hicimos en una hora mas o menos hasta Coronel, que era nuestra primera parada. Vimos como ya había gente haciéndole guardia a una empresa embotelladora de bebidas que queda en el bypass, quizás para ver como entrar a sacar cosas.
El saqueo se habría de producir al día siguiente.

El Hospital de Coronel no había sufrido grandes daños. Estaba habilitado en el primer piso, para atención de todos los servicios, solo el Laboratorio y algunas salas que estaban en el segundo (los pabellones) estaban tratando de habilitarse u ocuparse en casos de emergencia. Las réplicas aun eran fuertes y no sabían si podría o no caerse con la magnitud de los temblores que vinieran Era todo incierto.
Una vez que recogimos información de todos los servicios funcionando: Medicina, Pediatría, Maternidad, Alimentación, Farmacia, Servicios Generales, Vacunatorio y la cadena de frío, en unas hojas sueltas fui anotando lo que se necesitaba de cada uno de ellos, las necesidades de petróleo y de agua potable diarios. Así nos quedamos un rato en la dirección del Hospital para que escuchar lo que el director estaba coordinando. Luego el citó a todos los funcionarios a una reunión en su auditorio (lo que encontré, por todas las demás coordinaciones que vi esos días, de un tino encomiable) en la que yo supongo informo de la situación general del hospital a todos sus funcionarios, les dio instrucciones para su regreso a sus casa y servicios que deberían funcionar con turnos, etc. No vi algo así, en todos los días que fui a ayudar en los Hospitales ni en el Servicio.

Estando en la dirección se nos acercó de improviso un soldado con un fusil en las manos. Nos dijo: ”por instrucción del la comandancia de puerto, se establece toque de queda a las 12:00 horas del día de hoy. Se deben retirar las personas del Hospital para cumplir con esta normativa”.
Aun no habíamos ido a Lota, y nos dio bastante susto la verdad, pensar que nos íbamos a quedar en Coronel sin poder salir del Hospital, pero se aclaró que solo era la ciudad. Esto no afectaba otras localidades y con el vehículo del servicio podríamos pasar hacia Lota.

En Lota, finalmente vimos como un mar de gente se agolpaba en las calles, tratando de saquear cuanta tienda, comercio, o supermercado existía. Era como ver salir a gente de un espectáculo masivo... caminando lentamente pero ocupando toda las calles. El Hospital estaba bien. Corría el rumor en Concepción de que se había quebrado en tres partes y que no estaba utilizable. Otros rumores eran que Lebu ya no existía y que el Hospital de Curanilahue estaba en el suelo.

Por suerte, explicó el ingeniero, era algo esperable que tres fracturas en los bloques que unen al Hospital se produjeran para evitar el colapso de la estructura. Fue evacuado, eso si, pero por las alertas del Tsunami (que no se produjeron en Lota), y por una inundación por los estanques. Estos estaban en el nivel superior del Hospital y sus conexiones, se rompieron, dejando escapar el agua. El hospital había sido llevado primero a un sitio mas alto, y luego a una escuela en Lota Alto, así que funcionaba, pero sin los requerimientos de sanidad normales.

Pasé a ver a mi asistente, que vive en un sector cercano al hospital, y no estaba. Una vecina me dijo... "ellos están en el cerro, y la Betty está super mal porque su hija mayor de 13 años estaba de vacaciones en Talca y está desaparecida... no se pueden comunicar con ella." Un escalofrío fue lo que sentí. Pena, también por esta noticia y me fui muy preocupado. Ya sabíamos que Talca fue donde habían mas víctimas.

Me duró un par de días la preocupación y la pena, porque recién dos o tres días después encontré a la Beíta y lo primero que le pregunté, fue por su hija. Ella preocupada me dijo que no sabía nada de ella... que andaba paseando en TEMUCO.
¡Uf! ¡que alivio! ¡Bea, en Temuco no pasó casi nada! dije yo. Ella debe estar bien, solo que no hay celulares. Seguro después te llamará en cuanto se arreglen.
Que alegría sentí por ella, aunque no creo haberle aliviado mucho su preocupación... Al menos, no andaba en Talca como equivocadamente me habían dicho. Esto fué el Miércoles o Jueves de esa misma semana.

En todo caso, el lunes 29 de abril, que es el que relato, logramos reunir la informacion que requeríamos del Hospital y volvimos a Concepción.
Pero al entrar en Concepción, pensé que era importante informar de esto a la gente que escuchaba la Radio BioBio, asi que insistí en el auto, para que me dejaran ahí, y luego fuésemos al Servicio a informar. Iba a ser tarde y podría ser mas difícil después.
Al llegar traté de pasar entre la gente, que dejaba mensajes en la radio, y que se agolpaba en la entrada de la galería, hasta que alguien me vio, y le dije que venía del S.S.C. (Servicio de Salud Concepción) con información del los Hospitales de Coronel y Lota, así que hicieron pasar, y de ahí, luego a la cabina de transmisión. Debo decir que estaba nervioso, pero creo que hablé bien lo que debía decir... "El Hospital de Lota, no está caído. Coronel tampoco. Ambos funcionan pero con dificultades". ¿Pero en Lota, el Hospital fue evacuado?, preguntó la periodista... Pero solamente por las alarmas de tsunami y una fuga de agua, respondí yo, firme. Está en buen estado, dije seguro.
Creo que salí con una sonrisa interna... no en el rostro, sino una satisfacción grande en mi pecho. Quizás alguien, hubiese escuchado esto, y al oírlo, pensaría... "¡Bien! No todo se ha caído. Si necesito ayuda, se donde ir", o algo así. Al menos eso sentí. Me sentí bien al ser responsable de borrar al menos uno de los rumores fatalistas que yo había mencionado antes.

Tuve también otra pasada por la radio, días después, que fue escuchada por mas personas. Ya me ubicaron en la radio y me dejaron pasar, casi sin preguntar. El hospital, necesitaba un repuesto, y fuí a dar las características, para que quien pudiese llevarlo hasta allá, desde Coronel, o algún dueño de ferretería en Lota, lo entregara. Varias personas después me preguntaron si lo habíamos conseguido o no... esto ayudaría a echar a andar el Hospital nuevamente.

Al volver al Servicio entregamos la información y pude regresar a mi casa, donde debí integrarme a los turnos para hacer guardia a las casas.


LOS TOQUES DE QUEDA Y EL ESTADO DE EXCEPCION
Como ya había relatado, se habían instalado los saqueos en toda la región, y Concepción parecía ser un pueblo sin ley. El día sábado la presidenta de la República, había decretado estado de catástrofe para la 6, 7 y 8 región y el estado de excepción constitucional que restringía ciertas libertades de la población.
Se podría establecer toques de queda y cosas así, para poder controlar mejor todos los saqueos. Pero la intendencia de Concepción aun no tomaba la decisión, y recuerdo haber escuchado a Jaime Tohá diciendo que “para que van a poner toques de queda... que van a impedir que la gente trabaje y se desplace”... (¡¡¿?!!) Nadie trabajaba esos días, no había posibilidades de hacerlo ni de desplazarse ya que no había locomoción colectiva. Los toques de queda se justificaban plenamente, pero no había mano dura aun. La decisión de aplazaba y se aplazaba y éramos mudos testigos de que ya no quedaría nada que comprar entrando en la semana y que estaríamos desabastecidos complétamente. Luego, vendría el mercado negro a suplir a la gente y de ahí en adelante todo empeoraría, pero la decisión no se tomaba. Luego se dijo, que no había contingente militar suficiente, pero siempre quedan las dudas de que estas decisiones tardaron demasiado.

La gente se empezó a organizar en vista de que no pasaba nada con los militares, y que de la intendencia no se pedía ayuda al nivel central. Salieron a las calles, en las tardes, organizando barricadas en las entradas de las calles, y en los pasajes para impedir el paso de desconocidos, Los vecino de cada población eran marcados con algún signo distintivo para evitar confusiones. En la casa de mis padres, armaron una fogata en cada extremo de la población y durante le fin de semana hicimos turnos de 10 personas, que cuidaban dos horas amabas entradas.
Esto duro varios días mientras lo militares no estaban presentes en las calles.
Uno de los días este turno estuvo bien movido, ya que un vecino disparo su escopeta “por accidente” o para disuasión de algún intruso, pero asusto muchísimo a los que venia a su lado que no se esperaban el disparo. Esto fue cuando los militares ya patrullaban más seguido, porque justo un oficial pasó con su tropa por la barricada, apuntándonos y preguntando quien había disparado, así que nos subió un chorro de adrenalina por la espalda al verlo tan cerca con su fusil.

El fin de semana había sido atroz en ese sentido, los alcaldes de varias comunas fueron a la radio pidiendo, rogando, que los militares tomaran cartas en el asunto y salieran a las calles para mantener el orden. El alcalde de Hualpén, creo que fue el más enfático en este tema, ya que ese día lunes en la mañana, seguía insistiendo en lo mismo y salio dando una entrevista en el mismo momento en que su propia alcaldía era saqueada. Llorando, el alcalde, quizás logro convencer a las autoridades regionales, que era una situación grave.
De ahí en adelante, todo fue tomando forma y mejor orden.

De hecho una vez tomada la decisión de establecer estado de sitio, con toques de queda y todo en el Gran Concepción, parece que todos nos relajamos y a pesar de que en las fogatas se conversaba a cerca de los toques que se acostumbraban para el golpe de estado en el 73, mi impresión era que ya todos agradecíamos la gestión de los militares, e incluso los aplaudíamos al verlos pasar en camiones repletos de tropa.
Pasaban grupos gigantes de carabineros en motos. Más de 30 a la vez, y los vecinos comentaban... “¡ahora si!!! ¡Ahí si que se nota!!!”, seguido de aplausos.

Toda esa tranquilidad a mi humilde opinión, hubiese sido tenerla a partir de los primeros rayos de luz de esa mañana del sábado, cuando veníamos saliendo de la sorpresa del terremoto.

Ese mes no fue como un Marzo cualquiera, eso todos lo sabemos. Nada de preocuparse de pagos de hipotecarios, cuentas, matriculas o útiles escolares. Nuestras necesidades eran bastante mas básicas, que dábamos muchas veces por sentado; como conseguir agua potable, tener como cocinar, o lavarse con agua limpia la cara o los dientes en las mañanas, conseguir pan o algo para comer en las tardes era lo mas importantes y en la casa de mis papás durante todo el mes, nos organizamos para eso...

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