domingo, 9 de mayo de 2010

EL TERREMOTO EN CHILE, TERCERA PARTE

Esta es la tercera parte de lo que puedo relatar a cerca del terremoto en Chile ocurrido el 27 de febrero del 2010.
VER PRIMERA - VER SEGUNDA
Como he dicho al comienzo de cada parte, no es mi intención contar la verdad absoluta a cerca de los hechos, sino de lo que fui testigo y recordarlo unos años después cuando revise estos apuntes.

REGRESANDO A LOTA
Durante la primera semana fui tres veces a Lota, donde trabajo en el Hospital. No era como ir todos los días a trabajar, sino que eran días raros que iban acompañados de nerviosismo e incertidumbre por lo que podría encontrar.

Al llegar al Servicio de Salud Concepción, me ofrecí el primer día para ir a ver la situación del Hospital, y junto a un Ingeniero del Servicio, salimos. Me dieron una chaqueta distintiva y fuimos en un vehículo del servicio. Nos demorábamos en salir y se hacia realmente eterna la salida. De hecho, me tuve que bajar e ir hasta una carabinero a la que le expliqué nuestro destino y nos hizo pasar mas rápido. Lo mismo a la vuelta, solo que ahí, me confundieron (los automovilistas) con un funcionario de vialidad y el ayudé a un carabinero (que estaba sobrepasado) a dirigir un rato el tránsito.
Bueno, el asunto es que pasamos por el único acceso que tenia disponible el puente Llacolén. Fue el único que sobrevivió para ser utilizado entre San Pedro y Concepción. Los otros dos puentes estaban caído (el viejo) e inutilizado (el nuevo).

Los tacos, que se empezaron a formar eran impresionantes. Interminables colas que ocupaban la totalidad del puente intentaban llegar a Concepción saliendo de San Pedro. No sabíamos con que intención ya que ir a los trabajos no era lo principal ese primer día lunes. Hacia Lota y Coronel el camino fue bastante expedito, a pesar de que en ciertas partes del camino había cedido el terreno y había hendiduras, hoyos y resquebrajamiento en el asfalto. El conductor del vehículo, iba a velocidad bastante prudente así que el trayecto lo hicimos en una hora mas o menos hasta Coronel, que era nuestra primera parada. Vimos como ya había gente haciéndole guardia a una empresa embotelladora de bebidas que queda en el bypass, quizás para ver como entrar a sacar cosas.
El saqueo se habría de producir al día siguiente.

El Hospital de Coronel no había sufrido grandes daños. Estaba habilitado en el primer piso, para atención de todos los servicios, solo el Laboratorio y algunas salas que estaban en el segundo (los pabellones) estaban tratando de habilitarse u ocuparse en casos de emergencia. Las réplicas aun eran fuertes y no sabían si podría o no caerse con la magnitud de los temblores que vinieran Era todo incierto.
Una vez que recogimos información de todos los servicios funcionando: Medicina, Pediatría, Maternidad, Alimentación, Farmacia, Servicios Generales, Vacunatorio y la cadena de frío, en unas hojas sueltas fui anotando lo que se necesitaba de cada uno de ellos, las necesidades de petróleo y de agua potable diarios. Así nos quedamos un rato en la dirección del Hospital para que escuchar lo que el director estaba coordinando. Luego el citó a todos los funcionarios a una reunión en su auditorio (lo que encontré, por todas las demás coordinaciones que vi esos días, de un tino encomiable) en la que yo supongo informo de la situación general del hospital a todos sus funcionarios, les dio instrucciones para su regreso a sus casa y servicios que deberían funcionar con turnos, etc. No vi algo así, en todos los días que fui a ayudar en los Hospitales ni en el Servicio.

Estando en la dirección se nos acercó de improviso un soldado con un fusil en las manos. Nos dijo: ”por instrucción del la comandancia de puerto, se establece toque de queda a las 12:00 horas del día de hoy. Se deben retirar las personas del Hospital para cumplir con esta normativa”.
Aun no habíamos ido a Lota, y nos dio bastante susto la verdad, pensar que nos íbamos a quedar en Coronel sin poder salir del Hospital, pero se aclaró que solo era la ciudad. Esto no afectaba otras localidades y con el vehículo del servicio podríamos pasar hacia Lota.

En Lota, finalmente vimos como un mar de gente se agolpaba en las calles, tratando de saquear cuanta tienda, comercio, o supermercado existía. Era como ver salir a gente de un espectáculo masivo... caminando lentamente pero ocupando toda las calles. El Hospital estaba bien. Corría el rumor en Concepción de que se había quebrado en tres partes y que no estaba utilizable. Otros rumores eran que Lebu ya no existía y que el Hospital de Curanilahue estaba en el suelo.

Por suerte, explicó el ingeniero, era algo esperable que tres fracturas en los bloques que unen al Hospital se produjeran para evitar el colapso de la estructura. Fue evacuado, eso si, pero por las alertas del Tsunami (que no se produjeron en Lota), y por una inundación por los estanques. Estos estaban en el nivel superior del Hospital y sus conexiones, se rompieron, dejando escapar el agua. El hospital había sido llevado primero a un sitio mas alto, y luego a una escuela en Lota Alto, así que funcionaba, pero sin los requerimientos de sanidad normales.

Pasé a ver a mi asistente, que vive en un sector cercano al hospital, y no estaba. Una vecina me dijo... "ellos están en el cerro, y la Betty está super mal porque su hija mayor de 13 años estaba de vacaciones en Talca y está desaparecida... no se pueden comunicar con ella." Un escalofrío fue lo que sentí. Pena, también por esta noticia y me fui muy preocupado. Ya sabíamos que Talca fue donde habían mas víctimas.

Me duró un par de días la preocupación y la pena, porque recién dos o tres días después encontré a la Beíta y lo primero que le pregunté, fue por su hija. Ella preocupada me dijo que no sabía nada de ella... que andaba paseando en TEMUCO.
¡Uf! ¡que alivio! ¡Bea, en Temuco no pasó casi nada! dije yo. Ella debe estar bien, solo que no hay celulares. Seguro después te llamará en cuanto se arreglen.
Que alegría sentí por ella, aunque no creo haberle aliviado mucho su preocupación... Al menos, no andaba en Talca como equivocadamente me habían dicho. Esto fué el Miércoles o Jueves de esa misma semana.

En todo caso, el lunes 29 de abril, que es el que relato, logramos reunir la informacion que requeríamos del Hospital y volvimos a Concepción.
Pero al entrar en Concepción, pensé que era importante informar de esto a la gente que escuchaba la Radio BioBio, asi que insistí en el auto, para que me dejaran ahí, y luego fuésemos al Servicio a informar. Iba a ser tarde y podría ser mas difícil después.
Al llegar traté de pasar entre la gente, que dejaba mensajes en la radio, y que se agolpaba en la entrada de la galería, hasta que alguien me vio, y le dije que venía del S.S.C. (Servicio de Salud Concepción) con información del los Hospitales de Coronel y Lota, así que hicieron pasar, y de ahí, luego a la cabina de transmisión. Debo decir que estaba nervioso, pero creo que hablé bien lo que debía decir... "El Hospital de Lota, no está caído. Coronel tampoco. Ambos funcionan pero con dificultades". ¿Pero en Lota, el Hospital fue evacuado?, preguntó la periodista... Pero solamente por las alarmas de tsunami y una fuga de agua, respondí yo, firme. Está en buen estado, dije seguro.
Creo que salí con una sonrisa interna... no en el rostro, sino una satisfacción grande en mi pecho. Quizás alguien, hubiese escuchado esto, y al oírlo, pensaría... "¡Bien! No todo se ha caído. Si necesito ayuda, se donde ir", o algo así. Al menos eso sentí. Me sentí bien al ser responsable de borrar al menos uno de los rumores fatalistas que yo había mencionado antes.

Tuve también otra pasada por la radio, días después, que fue escuchada por mas personas. Ya me ubicaron en la radio y me dejaron pasar, casi sin preguntar. El hospital, necesitaba un repuesto, y fuí a dar las características, para que quien pudiese llevarlo hasta allá, desde Coronel, o algún dueño de ferretería en Lota, lo entregara. Varias personas después me preguntaron si lo habíamos conseguido o no... esto ayudaría a echar a andar el Hospital nuevamente.

Al volver al Servicio entregamos la información y pude regresar a mi casa, donde debí integrarme a los turnos para hacer guardia a las casas.


LOS TOQUES DE QUEDA Y EL ESTADO DE EXCEPCION
Como ya había relatado, se habían instalado los saqueos en toda la región, y Concepción parecía ser un pueblo sin ley. El día sábado la presidenta de la República, había decretado estado de catástrofe para la 6, 7 y 8 región y el estado de excepción constitucional que restringía ciertas libertades de la población.
Se podría establecer toques de queda y cosas así, para poder controlar mejor todos los saqueos. Pero la intendencia de Concepción aun no tomaba la decisión, y recuerdo haber escuchado a Jaime Tohá diciendo que “para que van a poner toques de queda... que van a impedir que la gente trabaje y se desplace”... (¡¡¿?!!) Nadie trabajaba esos días, no había posibilidades de hacerlo ni de desplazarse ya que no había locomoción colectiva. Los toques de queda se justificaban plenamente, pero no había mano dura aun. La decisión de aplazaba y se aplazaba y éramos mudos testigos de que ya no quedaría nada que comprar entrando en la semana y que estaríamos desabastecidos complétamente. Luego, vendría el mercado negro a suplir a la gente y de ahí en adelante todo empeoraría, pero la decisión no se tomaba. Luego se dijo, que no había contingente militar suficiente, pero siempre quedan las dudas de que estas decisiones tardaron demasiado.

La gente se empezó a organizar en vista de que no pasaba nada con los militares, y que de la intendencia no se pedía ayuda al nivel central. Salieron a las calles, en las tardes, organizando barricadas en las entradas de las calles, y en los pasajes para impedir el paso de desconocidos, Los vecino de cada población eran marcados con algún signo distintivo para evitar confusiones. En la casa de mis padres, armaron una fogata en cada extremo de la población y durante le fin de semana hicimos turnos de 10 personas, que cuidaban dos horas amabas entradas.
Esto duro varios días mientras lo militares no estaban presentes en las calles.
Uno de los días este turno estuvo bien movido, ya que un vecino disparo su escopeta “por accidente” o para disuasión de algún intruso, pero asusto muchísimo a los que venia a su lado que no se esperaban el disparo. Esto fue cuando los militares ya patrullaban más seguido, porque justo un oficial pasó con su tropa por la barricada, apuntándonos y preguntando quien había disparado, así que nos subió un chorro de adrenalina por la espalda al verlo tan cerca con su fusil.

El fin de semana había sido atroz en ese sentido, los alcaldes de varias comunas fueron a la radio pidiendo, rogando, que los militares tomaran cartas en el asunto y salieran a las calles para mantener el orden. El alcalde de Hualpén, creo que fue el más enfático en este tema, ya que ese día lunes en la mañana, seguía insistiendo en lo mismo y salio dando una entrevista en el mismo momento en que su propia alcaldía era saqueada. Llorando, el alcalde, quizás logro convencer a las autoridades regionales, que era una situación grave.
De ahí en adelante, todo fue tomando forma y mejor orden.

De hecho una vez tomada la decisión de establecer estado de sitio, con toques de queda y todo en el Gran Concepción, parece que todos nos relajamos y a pesar de que en las fogatas se conversaba a cerca de los toques que se acostumbraban para el golpe de estado en el 73, mi impresión era que ya todos agradecíamos la gestión de los militares, e incluso los aplaudíamos al verlos pasar en camiones repletos de tropa.
Pasaban grupos gigantes de carabineros en motos. Más de 30 a la vez, y los vecinos comentaban... “¡ahora si!!! ¡Ahí si que se nota!!!”, seguido de aplausos.

Toda esa tranquilidad a mi humilde opinión, hubiese sido tenerla a partir de los primeros rayos de luz de esa mañana del sábado, cuando veníamos saliendo de la sorpresa del terremoto.

Ese mes no fue como un Marzo cualquiera, eso todos lo sabemos. Nada de preocuparse de pagos de hipotecarios, cuentas, matriculas o útiles escolares. Nuestras necesidades eran bastante mas básicas, que dábamos muchas veces por sentado; como conseguir agua potable, tener como cocinar, o lavarse con agua limpia la cara o los dientes en las mañanas, conseguir pan o algo para comer en las tardes era lo mas importantes y en la casa de mis papás durante todo el mes, nos organizamos para eso...

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lunes, 3 de mayo de 2010

EL TERREMOTO EN CHILE, SEGUNDA PARTE

Como ya habia comentado en la primera parte, este relato tiene como objetivo poder recordar todo lo que vivimos en el Terremoto del 27 de febrero en Chile.
No espero tener toda la informacion exacta de cada momento que descrito sino, poder mantener estos recuerdos para cuando no estén tan frescos.

En la mañana
Escuchamos la conferencia de prensa de la Presidenta Bachelet. Eso fue como a las 6:30 de la mañana más o menos. Dijo más o menos lo mismo que ya habíamos escuchado. El terremoto se había producido a las 3:34 Am del 27 de febrero con epicentro en el Maule, y grado 8,8 en la escala de Richter. Había destruido gran parte de Talca y que los daños en otras ciudades estaban siendo evaluados. Fue consultada a cerca de la posibilidad de tsunami a lo cual ella contesto que no había alarma. La oficina de emergencias de Chile, no daba alarma, y anunciaba que se podrían producir marejadas o marejadillas pero se descartaba la producción de tsunamis. Con esto, yo ya insistí en que bajáramos del cerro. Hacia frio y no cabíamos todos cómodos en el auto. Los niños dormían en todo caso y la gente ya con más luz, estaba más tranquila. Lo noche paso lento, pensando en mis familiares, mis abuelos, en como estarían y escuchando la radio solamente. Sentíamos replicas cada cierto tiempo. Eran bastante fuertes, pero ninguna como el terremoto, obviamente.

Esperamos a que ya hubiese luz de día y bajamos. Eso fue como a las 7:00 am. Y llegamos en cosa de minutos a la casa. Ahí a pesar de estar más tranquilos, aun no nos bajamos del auto. Luego de varios días supimos lo que realmente paso en cuanto a los tsunamis.

Fueron tres olas.
Las dos primeras llegaron solo minutos después del terremoto. 15 a 20 minutos y arrasaron con pueblos como Dichato y caletas como Tubul, en Arauco y otras ciudades como Penco o Talcahuano. Esas olas, fueron predecibles, entraron casi lentamente pero arrasando casas y inundando las calles y todo a su paso. En Talca estas olas inundaron completamente una isla en donde alojaban 50 familias por un paseo. Era una zona turística que celebraba su semana. Solo algunas personas sobrevivieron a esto, subiéndose a los arboles. Se dice que el ruido de las olas era terrorífico y es muy probable que muchas personas solo hubiesen escuchado eso solo segundos antes de llegar la ola sin tener tiempo de reaccionar.

Pero lo peor fue la tercera ola.
Esta no llego sino hasta las 7:30 más o menos (después de la conferencia en que se dijo que no había alarma) Esta fue la ola más destructiva de todas. Llego con fuerza y mucha velocidad y fue la que realmente produjo toda la destrucción, al menos en Talcahuano y en Dichato. (Se teoriza, ahora hace pocas semanas; que puede haber sido un derrumbe submarino que no tendría relación directa con el terremoto. Indirectamente causado por el movimiento de las placas).
Esta ola, arrastro en Talcahuano a contenedores que destruyeron casas, edificios y todo lo que estaba a 3 o 4 cuadras de distancia del mar. Días después sabría mas detalles; un detective que hablo conmigo, en una cola, mientras esperábamos para que nos dieran bencina en el regimiento me conto: “Yo vivo en Talcahuano, pero ya no queda nada de mi casa... todo se lo llevo la ola. Unos colegas de turno en la comisaria, subieron al segundo piso mientras venia la ola... sin nada mas que hacer, vieron como los contenedores pasaron de largo por ambos lados del edificio sin tocarlo afortunadamente para ellos que sobrevivieron viendo por las ventanas como el mar los tenia a su merced”...

El Huáscar que está anclado en el mismo puerto, aguanto solo unido a una de sus amarras y todos los botes y barcos entraron con fuerza hacia la explanada, quedando alojados en la plaza o en las calles de Talcahuano.
En Dichato se habla de un barco pesquero (que lo vi en fotos) quedo emplazado a 7 kms de la costa.

Reflexionando a cerca de esto, creo que fuimos afortunados de no vivir en una zona costera, porque a la hora de esta tercera ola, nosotros estábamos bajando a nuestra casa, a recoger cosas, a ordenar, a buscar comida y nos hubiese pillado totalmente desprevenidos.
Una semana más tarde aproximadamente, supimos del triste fallecimiento de un vecino de nuestro condominio que trato de llegar a Talcahuano por la carretera interportuaria, donde lo alcanzo la tercera ola. Suponemos que fue más tarde en la mañana, al escuchar que ya no había alerta de tsunami, ya que debía llegar a un supermercado, el cual administraba, para abrirlo y dejar salir a los trabajadores que estaban esa noche de turno.

Se hablo de muchas cosas al respecto, pero lo cierto es que hubo errores graves en las oficinas de emergencia (la onemi y la armada). En Chile, no se dio la alarma, pero en EEUU, ellos alertaron de los tsunamis, y el fax que llego a armada, no lo supieron leer, se cayeron las comunicaciones, el helicóptero que pidió la presidenta para ir hasta la zona de catástrofe, no se lo pudieron entregar porque el piloto estaba atorado en un taco en una carretera de Santiago, la directora de la onemi no tenía su intercomunicador, la presidenta al comunicarse con la armada, sabía que hubo tsunami en la isla Juan Fernández, pero en la armada le decían que no iba a producirse la ola, etc.

En Juan Fernández, una niña de 14 años, recibió, según entendí una llamada de su abuela, contándole que se había sentido un temblor fuertísimo en Santiago. Al parecer ella, por internet confirmo que esto había sido muy fuerte y dio la alarma golpeando con un fierro, la campana que tienen en esa isla para estos fines. No se acordó de la clave de toque pero la gente igual arranco. Ella y su fierro, salvaron a casi toda la isla. Se dice que el museo que se reconstruirá en la Isla, exhibirá el fierro con que golpeo frenéticamente la campana.

Una vez que dieron las 8 o 9 de la mañana, y la casa estuvo más en orden, yo decidí salir hacia la casa de mis papas. Un poco a saber cómo estaban y a conseguir agua potable. Para esa hora, estábamos sin agua, luz, ni gas.
En el camino me tope con ellos, que venían a vernos y nos detuvimos en el camino. Me abrace a mi mama que llorando me dijo que estaban bien, que se habían asustado muchísimo y me preguntaron por nosotros. Todos bien, gracias a Dios... decía yo. Mi hermana y mi papi, venían también, pero la mas asustada era mi mama.

Los niños iban conmigo y mis viejos nos llevaban un poco de agua potable, que sirvió para limpiar un poco. Así que, como en la casa de mis papas había gas, los lleve para darles el almuerzo.
En casa de mis papas, sentí varias replicas y volví en tanto pude a buscar a mi esposa y mi cuñada que junto a mi sobrina limpiaban aun la casa. Vivimos como a 20 minutos y le dije que volviéramos a “Las Palmeras”, (como se llama la población en que viven mis padres) para que almorzáramos y no estuviésemos todos separados.

Esta visita... nos duraría en total un mes entero.

La primera semana
En la casa de mis padres, a diferencia de las casas de nuestro sector, aguantaron mejor el terremoto... me refiero a las áreas comunes, los espacios públicos. En Collao (la casa de mis papas) no se corto el gas, y el agua llego como al quinto día. En la mía no hubo servicios básicos en un mes. Los postes cerca de mi casa, se cayeron o doblaron, las calzadas se levantaron, hubo fugas de agua, el camino se hundió en algunas partes, en cambio en Collao, fue como si nada. El domingo fue como casi un día normal.
Con el terremoto, se nos cayó la leña que teníamos apilada, y tuvimos que pedirle a un viejito sordito que nos ayudara a levantarla de nuevo. El en su sencilla filosofía me decía: “Antes se construía mejor que ahora, mas lento, pero mas resistente... ahí tiene ud. se cayo el puente nuevo, pero el Andalien aun resiste lo mas bien”... Y es cierto, dos de los tres puentes que unen San Pedro y Concepción se cayeron, uno es comprensible porque databa de los años 20... Era el puente viejo, que se cayó como pila de dominós y el otro es el nuevo... No se de cuando data, pero quedo inutilizado.
Solo el puente Llacolén aguanto pero varios de sus accesos también colapsaron. 3 o 4 autos quemados que quedaron en el eran un terrible ejemplo de esto. Durante el terremoto, colapso la entrada al puente de calle Carreras, cayendo los autos unos dos metros hacia abajo en el acceso principal del puente. Chocaron y se incendiaron. Al principio, por la radio escuche que no había victimas, pero creo que después si se confirmaron algunas muertes en ese accidente.
Ahí se instalo un puente de emergencia (de campaña) para que ahora podamos atravesarlo.

Pero el puente Andalién, más antiguo y menos cuidado que los otros, que mencionaba Don Pato, efectivamente no le paso nada.

El día Lunes, me levante temprano y me fui a trabajar. Como trabajo en un Hospital, debí ir al Servicio de Salud concepción para marcar mi asistencia. Ellos supervisan los Hospitales y consultorios de la zona. Ahí había un desolador panorama.

El edificio del Servicio de Salud Concepción aguanto sin problemas el terremoto, pero hay un edificio llamado la Torre O’Higgins, orgullo de la ciudad y nata de los mas prestigiosos profesionales de la salud, abogados y arquitectos, que estaba en la misma cuadra colapso desde su piso 10 mas o menos. Todos para arriba resultaron destruidos. La imagen era impresionante, ya que un piso al menos ya no existía. Con el riesgo de que este edificio se derrumbara a la siguiente replica, se reunió gente que trabaja en el servicio en plena calle, lejos del peligro. La directora del servicio, la Dra. Saldías, dio instrucciones y dijo: “nos reuniremos en el edificio nuevo del hospital regional, el CDT... ahí firman su asistencia y coordinaremos las labores de cada uno para trabajar esta semana”...

“Necesito alguien que vaya a Lota”, dijo... así que levante la mano...y junto conmigo, un ingeniero, también lo hizo. No se sabia nada de cómo estaban los hospitales hasta ese momento, así que en un vehículo del servicio salimos para traer información de Coronel y Lota. Me entregaron una chaqueta con el logo del servicio y con un poco de susto al atravesar salimos.
En el auto, se escuchaba la radio, Biobío, que anunciaba que hordas de gente bajaban de Palomares para asaltar casa y comercios de Collao... Eso me preocupo por un momento, pero aun no se sabía nada de que hubiese saqueos.

El día anterior, el domingo la radio se ocupo de dos cosas: uno, ir dando a cada rato los grados de cada replica y de informar algunas cosas de las ciudades afectadas, pero algo llamo mi atención... El alcalde de Hualpén, se acerco a la radio, instando a la gente a que no se dejara pasar a llevar por “los malos” como decía el. No dejen que les roben ni que los asusten... que sepan que nos defenderemos y defenderemos nuestras propiedades.
Esto yo lo encontré exagerado, la verdad.
Como va a ser tanto... que exagerado... ¿que piensa este señor?¿que cree que ira a pasar?...¿de que habla?.
Lo cierto es que, los saqueos realmente habían empezado... casi, solo horas después del terremoto, en ciudades chicas, como Lota por ejemplo, y habían algunas informaciones erradas (como las turbas que bajaban a robar desde los cerros) e inconexas, pero era cierto... los saqueos se habían instalado.

Hubo robos en todos y cada uno de los supermercados del gran Concepción, San Pedro de la Paz, Talcahuano, Chiguayante... etc... Ninguna comuna se salvo. Las farmacias fueron asaltadas también; pañales sobre todo, fueron los más requeridos.
Una bodega entera de una multitienda (Ripley) de palomares, fue desvalijada. Tras algunos saqueo hubo incendios, como en La polar, que consumió todo el edificio llevándose a 2 o 3 de sus saqueadores con el. Se dijo, que los bomberos no entraron a arriesgar sus vidas por gente que estaba robando en el lugar.

En todo caso, yo iba camino a Lota, y mas que un poco de nerviosismo, a cerca de las noticias, sabia que no podía hacer nada... excepto llamar de vez en cuando para saber si estaban bien. Los teléfonos en todo caso, no funcionaban desde el día del terremoto y solo pasaban algunos mensajes de texto. Era irritante y causaba cierto grado de impotencia tener tu celular al lado y no poder ocuparlo.
Aparte de esto, mi celular no funcionaba bien así que, solo tenía que seguir y esperar para volver.

Al regresar, vi los saqueos.
Al igual que en algunas partes donde pasamos camino a Lota, la gente se agolpaba en los Supermercados, para ir entrando y sacando cosas, con los mismos carritos. A dos cuadras de la casa de mis padres está el Supermercado Biggger y al pasar por ahí, lo que alcancé a ver fue una multitud que llenaba la calle y desbordaba al único Carabinero que estaba en el lugar.
Era un carabinero jovencito, recien salido, me imagino, de no mas de 25 años, sin su gorro, en mangas de su camisa, que solo hacía lo que podía... la verdad... nada. Solo en su cara de susto se veía que le pedía a los autos que siguieran de largo y no pararan a ver el triste espectáculo, para evitar mas encima un taco.

Viajé 3 veces a Lota esa semana y continuaré con eso, ya que varias cosas me pasaron en ellos.

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