domingo, 29 de julio de 2007

TRABAJAR AL LADO DEL MAR

Hace muchos años atrás, cuando recién entré a la Universidad, creo que alguna vez me imaginé como debería ser un trabajo ideal.
Lo primero, que fuera con un buen sueldo, horario flexible, y que uno pudiese ser su propio jefe. Algo así.
Supongo que son aspiraciones que cualquier cristiano querría, y creo, que por suerte algunas de esas cosas se me cumplieron.

Hubo dos amigos que quizás compartían esos deseos, que eran mis dos yuntas en la U. Luego, seríamos 4 amigos, casi al final de la carrera. (Rodrigo, Karl, Miguel y yo).
Sucedió que una tarde en que íbamos a tomarnos un café, nos sentamos a conversar y a idealizar un poco el futuro y quedamos de juntarnos en 15 años mas desde esa época, en la ciudad de París. Convertidos en profesionales de éxito, nos buscaríamos para llegar a ese destino. Trato que quedó estampado en una servilleta y que yo guardé por varios años.

Cada tarde, después de los certámenes, nos tomábamos el cafecito, en que arreglábamos el mundo, en un pequeño café de Concepción llamado "El Giocco". -Los juegos Giocco, les decían en esos días por tener juegos de máquinas en la parte de atrás (tragamonedas) que parece que aún existen.-

En cuanto a los sueños que juntos compartíamos, estaban exito profesional, personal y me imagino que tambien formar familias de bases sólidas. Eso, sólo lo saben ellos.

Algunos de mis sueños se cumplieron ya que años mas tarde me fuí a trabajar a un pueblito tranquilo al sur oeste de Concepción. Frente al mar.
Aquí, al terminar mi jornada habitual de trabajo, en los verano, podrían ustedes pensar que iba a la playa a descansar y tomar el sol, pero raramente lo hacía y es algo que quizás no aproveché mucho.
Tomaba muchas fotos en esa época y trateré de buscar unas por ahí para subirlas y mostrarlas.

Ahora, han pasado casi 12 años, y estamos a tres años del plazo en que, que nos dimos para hacer el viaje, pero los rumbos de nuestros caminos han variado, y creo que eso solo quedará como recuerdo.
Ahora están las responsabilidades que todos sabemos como prioridades. Tener casa, mantener auto, jardín infantil, nana, despensa, médico, bencina, etc.
Ahorrar unos pesos para ir a Europa, definitivamente está fuera de mi presupuesto.
Pero me hubiese gustado.

Curiosamente, ahora también trabajo cerca del mar en otra ciudad. Llevo así, mas de 12 años sintiendo esta sensación. A tres minutos de mi trabajo, y con mayor frecuencia ahora, respiro la brisa marina en tanto puedo. Espero la temporada de verano, y a veces hasta llevo mi colación para allá.
No es París...
Ni la torre Eiffel...

Pero la tranquilidad del lugar vale por ese viaje aún pendiente.